Arañamiento felino

El acto de arañar superficies verticales es algo natural en los felinos; mediante este, a nuestros ojos, acto vandálico el felino prepara su instrumental de caza (uñas), marca territorios (con señales de las uñas y secreciones glandulares interdigitales) y se «estira» tras el merecido descanso.

Como podemos comprobar, en realidad el animal no está haciendo nada malo, comparativamente y siguiendo el mismo orden, nosotros nos haríamos la manicura, dejaríamos una tarjeta de visita y estiraríamos nuestros brazos hasta casi «descoyuntarnos» para desperezarnos de una buena siesta.

El problema comienza cuando estas conductas naturales se realizan sobre el lateral del mejor sillón de la casa o sobre la valiosísima alfombra persa.

Como siempre, lo primero que debemos intentar es prevenir; si a los gatos pequeños les ofrecemos rascadores (múltiples diseños y precios en los comercios especializados) y les orientamos en su uso (conociéndolo mediante el juego, impregnando con feromonas…), el animal se olvidará de la existencia de otras zonas de «arañamiento».

Para facilitar aún más esta enseñanza se utilizarán castigos remotos cuando el animal se dirige a lugares no aptos para el rascado y se proporcionará un suculento premio cuando sus uñas se dirijan hacia el rascador propuesto.

Aunque nos parezca sorprendente, este comportamiento destructivo es una de las principales causas de salida del animal del hogar.

Finalmente, comentaremos que la desungulación también es considerada una opción para evitar este problema; esta práctica está prohibida en ciertos países, pero muchos propietarios que realizaron esta intervención a sus gatos afirman que la relación, a partir de ese momento, es inmejorable. El debate sigue abierto.

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