Burmés

El compañero ideal

Con esa expresión curiosa en su rostro, de distintos colores, con ese pelaje fino y brillante, el Burmés es un gato encantador para cualquier amante de los felinos domésticos. Recorreremos en este artículo su personalidad, sus características físicas y nos adentraremos ligeramente en el país del que proviene, Birmania. Que disfruten del recorrido.

ORIGEN DEL BURMÉS

Una de las hipótesis de la procedencia de esta raza es que su origen se encuentra en Birmania, concretamente en los monasterios donde estos gatos eran adorados como si de deidades se tratase.

En escritos procedentes de Ayutthaya, antigua capital del reino de Siám, datados entre los siglos XIV y XV, ya aparecen gatos semejantes al Burmés.

En 1930 el psiquiatra y militar Josep Thompson deja Birmania y se traslada a San Francisco, California, con su gata Wog Mau.

Actualmente se cree que Wog Mau sería un cruce de Burmés y Siamés. Esta gatita era de color marrón oscuro, y el color de sus ojos era amarillo dorado. Su dueño la cruzó con un gato Siamés llamado Tau Mau, y más tarde con otro gato marrón de su propia camada.

Foto François Nicaise.

De este modo nacieron los primeros gatos de lo que actualmente se conoce como raza Burmés.

El Burmés es una de las razas felinas más valoradas en Estados Unidos e Inglaterra, junto a los Siameses y los Persas. El Burmés puede ser de distintos colores, el primero de color azul nació en la década de los cincuenta.

A principios de 1970 se acepta el color lila.

Existen ligeras diferencias entre el Burmés inglés y el americano. El Burmés inglés es esbelto y con la cabeza levemente triangular, mientras que el americano es más robusto y con la cabeza más redondeada.

El Burmés ha colaborado en la creación de distintas razas, como el Tonkinés (cruce de Burmés y Siamés) y el Burmilla (cruce de Burmés y Persa).

BIRMANIA

Birmania, desde junio de 1989 Myanmar, limita al norte con China, al sur con el mar de Andamán, al este con Laos y Tailandia, y al oeste con la India, Bangladesh y el golfo de Bengala.

El Imperio Británico instituye en 1886 un protectorado colonial. En la Segunda Guerra Mundial Birmania es ocupada por Japón, sin embargo Gran Bretaña recupera el país en 1945 al terminar la guerra. Reino Unido le otorga la independencia en 1948.

El clima de Birmania es eminentemente caluroso, con tendencia a lluvias abundantes entre mayo y octubre. La temperatura media es de 25 grados.

Las frecuentes lluvias propician que la vegetación sea copiosa, aunque también existen superficies áridas en diversas zonas del país.

El río más importante es el Irawadi. El arroz, del que fue uno de los mayores  exportadores del mundo, y el algodón son sus principales cultivos. La mayor parte de la población sobrevive con la agricultura.

Sus enormes bosques son un pilar primordial en la economía de Birmania. Su exuberante flora ocupa el segundo lugar de Asia, después de China, en cuanto a variedad se refiere.

La fauna que vive en los bosques es diversa: gatos salvajes, búfalos, ciervos, zorros voladores, monos, leopardos, osos, jabalíes, antílopes, tapires, reptiles y es posible que se encuentre todavía algún panda rojo.

En las regiones más húmedas habitan cocodrilos y enormes tortugas, así como delfines en la costa. Y para terminar, también podemos encontrar papagayos, garzas, pavos reales, faisanes…

Mención especial merece el elefante asiático, ya que una gran parte de estos animales son domesticados, hecho que ocurre desde tiempos pretéritos, siendo utilizados para trasladar personas, transportar cargamentos, etc.

Estos elefantes ya fueron utilizados en la antigüedad por los destacamentos de Alejandro Magno, entre otros.

Birmania tiene aproximadamente sesenta millones de habitantes, la mayoría vive en zonas rurales. La etnia mayoritaria es la bamar o birmana.

La cultura birmana es una mezcolanza de varios países, incluyendo a la propia Birmania, como son India, China y Tailandia. También la religión budista ha influido en la cultura de Birmania. Aunque en este siglo XXI ya se percibe claramente la influencia de occidente, sobre todo en las grandes urbes.

La cocina de este país es una mezcla de la gastronomía china e hindú, y se define por la utilización abundante de especias, lo que confiere un gusto levemente picante a sus guisos.

Uno de sus platos más conocidos son los tallarines de arroz en sopa de pescado al curry.

Citar algunas costumbres curiosas del pueblo birmano. Por ejemplo, consideran tabú tocar los pies, y una ofensa tocar la cabeza de una persona. Para comer se utiliza preferentemente la cuchara, pues piensan que es una grosería comer con el tenedor. Para entrar en casas y santuarios se descalzan antes.

Cabe citar aquí algunas hermosas ciudades dignas de ser visitadas por el viajero, como es Mandalay. Esta ciudad era la capital del país antes de la ocupación británica. En ella se encuentra una insólita construcción que antiguamente fue un lujoso palacio llamado Shwenandaw Kyaung.

Otra ciudad es Pagán, está despoblada, abandonada y vacía, pero repleta de increíbles templos. Esta urbe brilló con luz propia desde el siglo XI al XIII, pero es atacada por Kublai Khan y sus tropas en 1287, y ya no se recupera nunca, quedando sus pagodas desocupadas y solitarias para siempre.

Como punto oscuro, no hay que olvidar que en Birmania existe una dictadura militar desde el año 1962. Millones de personas abandonan el país huyendo de la guerra y el hambre. Según las Naciones Unidas, Birmania (Myanmar) se encuentra entre los diez países más pobres del mundo.

Foto El Mundo del Gato.

CARACTERÍSTICAS DEL BURMÉS

Este es un gato de talla media, fornido y corpulento.

Los machos son más grandes que las hembras. Sus patas son finas, y proporcionadas con el cuerpo. Su cola es de longitud media, y afilándose hacia el extremo. Su cabeza tiene una leve forma triangular. Las orejas son de tamaño medio, rectas, anchas en su raíz y curvadas en los extremos. La mandíbula es poderosa, con mentón pronunciado.

Los ojos tienen una apreciable separación, brillantes y expresivos, preferiblemente de color dorado.

Los gatitos cambian el color de sus ojos del gris/azul al dorado alrededor de los dos meses y medio. No se aceptan los ojos de color azul, verde, gris y bicolor.

El Burmés es un gato de pelo corto, fijado al cuerpo, y suave. Están admitidos los colores marrón (el único que se acepta en Estados Unidos), el azul, el champagne, el platino, el rojo y el crema. El color del pelaje definitivo surge en el gatito a partir de los dos meses y medio. En Estados Unidos el Burmés champagne, azul y platino están catalogados como una raza distinta.

Es un gato sano, poco propenso a contraer enfermedades, y muy longevo, pudiendo traspasar la barrera de los quince años con relativa facilidad, siempre que esté bien cuidado y alimentado.

Las hembras acostumbran a tener partos fáciles, raramente surgen problemas, con camadas de unos cinco gatitos, que suelen ser de color marrón y cuyo pelaje va oscureciendo o cambiando a su color permanente a partir de los dos meses y medio.

Foto El Mundo del Gato.

CONVIVIR CON UN BURMÉS

Este gato elegante, inteligente y tremendamente sociable, que acepta sin problemas tanto a conocidos como a extraños, hará a buen seguro nuestra vida más interesante y divertida si decidimos compartirla con él. Cariñoso y dulce como pocos, mostrará devoción por su dueño y raramente rechazará su compañía.

Es un excelente amigo para los niños, pues sus travesuras y sus ganas de jugar los tendrán entretenidos durante horas, con la ventaja de que no saca las uñas al jugar y así evitamos ir marcados con sus «caricias». Al Burmés no le gusta la soledad, por lo que si va a pasar mucho tiempo solo en casa es conveniente buscarle un compañero, que tanto puede ser un perro (si se crían y crecen juntos mejor) u otro gato, teniendo en cuenta que esta raza es dominante con sus congéneres y siempre querrá llevar la voz cantante.

Es un gato muy curioso, por lo que será el primero en inspeccionar cualquier caja abierta en casa, cualquier nuevo adorno que haya sobre la mesa y, en fin, cualquier cosa que le parezca extraña y nueva. Si se le acostumbra desde pequeño, tampoco nos dará ningún problema a la hora de llevarlo de viaje.

Es un excelente cazador de roedores, o de cualquier animalillo que se encuentre en el jardín, sin embargo, puede vivir perfectamente en un piso, se adaptará sin dificultad ninguna. Las mudanzas tampoco le afectan en exceso, pues es un gato muy unido a su dueño y se sentirá feliz allí donde estén juntos. Eso sí, el Burmés es un gato que no soporta demasiado bien el frío, por lo que no es conveniente dejarlo en el jardín o terraza durante mucho tiempo. Al tratarse de un gato de pelo corto no requiere grandes cuidados, un cepillado periódico será suficiente para mantener su pelo en buenas

condiciones. En cuanto a la dieta, siempre equilibrada y de buena calidad. Es un gato algo glotón, por lo que habrá quizá que racionarle la comida en algunos momentos. Puede ser conveniente proporcionarle un complejo vitamínico durante el crecimiento, siempre bajo supervisión del veterinario.

Inglaterra y Estados Unidos están a la cabeza en la cría del Burmés, pero también países como Nueva Zelanda y Australia han conseguido extraordinarios ejemplares de esta raza. Como no decir, para terminar, que este hermoso minino, de brillantes y bellos colores, es un compañero ideal para cualquier enamorado de los gatos.

Texto: Beatriz Moragues Pérez.

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