La primera experiencia que tienen los gatos cuando nacen es el aseo, este es el hecho causal de que constituya un comportamiento fundamental a lo largo de su vida. Cuando una gata tiene una camada, es fácil observar cómo lame a sus crías conforme nacen para lavarlas y estimular así la primera respiración.
Desde entonces hasta que cumplen tres semanas, la madre asea y acicala a sus cachorros al menos una vez al día. También con este acto de lamer, las madres despiertan a sus crías para avisarlas de que les toca comer. Una vez pasado este tiempo son los pequeños los que comienzan a lavarse ellos, a sí mismos y unos a otros, convirtiéndose con el tiempo en grandes expertos. Estas sesiones de acicalamiento si los cachorros permanecen juntos se repite también en la etapa adulta. De hecho, es frecuente ver cómo dos gatos adultos se lavan el uno al otro. También el acto de lamer para los felinos constituye un vínculo afectivo, pueden lamer a un humano u otro animal que viva con ellos y esto siempre es una muestra de cariño.
También hay que señalar que el propio aseo personal es el verdadero placer para un gato. Acicalarse solo es una inagotable fuente de placer para un felino que, además, le trae maravillosos recuerdos de cuando estaba con su madre y se sentía protegido. Vamos a ver ahora como son esas sesiones de acicalamiento felinas.

Propio aseo personal
Es difícil señalar una duración en concreto. Algunos gatos dedican más tiempo que otros a acicalarse. Pero, generalmente, cuando estos animales están saciados de juguetear y correr es el momento en el que se regalan sesiones extenuantes de belleza que suelen realizar diariamente.
La lengua de los gatos es áspera debido a la presencia de diminutos nódulos endurecidos que sirven para raspar la comida y limpiarse el pelaje. Además, gracias a la flexibilidad de su columna llegan sin dificultad a todos los rincones de su cuerpo.
Cuando un gato se asea, lo primero que suelen hacer es rascarse el cuello, cabeza y orejas con las patas traseras. Con la lengua se limpian todas las partes del cuerpo que pueden alcanzar, como son las patas delanteras y traseras, los costados, la espalda, los genitales o la cola. Con las patitas delanteras humedecidas con saliva se lavan las zonas del cuerpo que no alcanzan con su lengua como la cabeza, orejas o el cuello. También usan dientes y uñas para sacar trocitos de barro u otras sustancias incrustadas en su pelaje o entre los dedos. Si tienen una mancha pegajosa o difícil que requiera de un cuidado especial, estos animales no dudan en detenerse y repasar en ella hasta conseguir eliminarla. En relación a esto, los propietarios de gatos tenemos que tener un cuidado especial con algunas manchas de sustancias que puedan ser tóxicas para nuestra mascota.

Por otro lado, hay que señalar que, aunque las pautas de limpieza está claro que varían mucho de un gato a otro, nunca hay que pasar por alto cambios bruscos en ellas.
Generalmente estas mascotas se vuelven menos maniáticas con la edad, ya que no pueden, por ejemplo, levantar las patas y, en general, pierden flexibilidad. Pero cuando un gato deja de acicalarse o, por el contrario, comienza a limpiarse compulsivamente, es síntoma de que algo va mal en la salud de nuestro animal, y en este caso lo recomendable es llevarlo al veterinario, sobre todo si además esta actitud está unida a otros síntomas, como la pérdida de apetito.
De todas maneras y atendiendo a lo anterior, aunque a los gatos es evidente que les encanta acicalarse y embellecerse ellos solos, es fundamental saber que estos cuidados que se procuran no deben sustituir a los que debe prestarle el propietario. Hay que tener en cuenta que existen, por ejemplo, razas de pelo largo, animales a los que les sería imposible mantener limpio todo su pelaje y que necesitan una higiene complementaria. Vamos a ver ahora cuales son las pautas general de aseo diario de nuestro animal para ayudarle a estar lo más coqueto posible.