La anatomía de los gatos

Los gatos desde sus humildes orígenes como cazadores semidomesticados de ratones, se han convertido día a día en mascotas más populares. Comparados con los perros, su tamaño no varia considerablemente entre las diversas razas, y no exigen paseos largos y regulares; adicionalmente son muy limpios, dedicando gran parte de su tiempo a limpiar y acicalar su pelaje. Además acostumbran a realizar sus necesidades fisiológicas en su lecho de arena, lo cual facilita grandemente el manejo de parte de sus propietarios.

Por todo lo anterior los gatos se convierten en mascotas ideales para personas que trabajan todo el día y que viven solas; de tal manera pretendo en este artículo que los propietarios de estos interesantes animales, conozcan un poco más sobre la anatomía general de sus felinos y sepan distinguir cuándo se produce una alteración en alguna de las partes de su cuerpo y, así, puedan acudir a tiempo e instaurar un tratamiento por parte del médico veterinario.

La piel y el pelaje 

El pelaje y la piel protegen el cuerpo de las influencias externas como el calor y el frío, golpes, sustancias químicas, parásitos y gérmenes patógenos, siendo este uno de los órganos de mayor tamaño del organismo. La piel ejerce una función aislante, impidiendo las pérdidas de calor interno. Los gatos al igual que los perros y a diferencia de los humanos carecen de glándulas sudoríparas para la regulación térmica, de tal manera que cuando la temperatura ambiental es alta ellos jadean para evaporar el agua, a cuyo efecto respiran por la boca a un elevado ritmo.

Mientras que en el perro el jadeo se constituye en un medio eficaz para restablecer el equilibrio térmico, en el gato no es suficiente, por lo que este debe además ceder calor eliminando agua con un flujo salivar mayor. Ahora bien, ellos poseen unas pocas glándulas sudoríparas en la piel de los pulpejos o almohadillas que no sirven para regulación térmica, pero que hacen que sus manos y patas se tornen húmedas cuando están asustados, cosa que se observa cuando el médico veterinario los examina en la mesa de consulta.

Foto Alberto Nevado – El Mundo del Gato.

En la piel del gato existen glándulas sebáceas, las cuales producen una secreción grasa, que recubre el pelo como una película rechazando el agua y prestando al pelo sano su típico brillo y sedosidad.

En la barbilla, en las sienes y en el maslo o tronco de la cola poseen unas glándulas especiales, que producen unas sustancias olorosas (feromonas), destinadas a marcar territorio o a señalar si en dicho sitio han sentido placer o temor cuando el gato frota su cuerpo en los objetos o lugares, dejando señales personales para el reconocimiento de sus congéneres.

Los gatos poseen tres clases de pelos:

  • 1) de cobertura, los cuales brotan de cada uno de los folículos pilosos y constituyen la fuerte capa de cobertura.
  • 2) lanosos, se ubican por debajo de la capa de cobertura, son finos y rizados.
  • 3) los bastos que son gruesos y cerdosos, crecen en manojos a partir de un folículo.

En cuanto a los pelajes existen muchos tipos de texturas y aún más en diversidad de colores y diseños.

Existen ciertas diferencias de acuerdo a las razas, como por ejemplo: el manto del Persa es largo y grueso, pero suave y fino al tacto; el Maine Coon posee un pelaje semilargo con acabado que le aísla del agua; los pelajes tipo tipped (manchados) tienen un manto interno de pelos lanosos o pelusa de color pálido con un acabado coloreado en los extremos de cada pelo; el Abisinio es un ejemplo de pelaje semigrueso; el Siamés posee el dibujo del pelaje de tipo himalayo en el cual posee una coloración más oscura

limitada a los extremos de las orejas, cara, extremidades y cola; el Devon Rex pertenece a la variedad de pelaje ondulado y rizado, con escaso manto interno.

Los gatos, además, poseen pelos táctiles en la cara (bigotes) y en la porción dorsal de las patas delanteras.

En la base de los folículos de los pelos táctiles existen órganos para el tacto, que reaccionan a estímulos de contacto, ayudando a la orientación del gato y a la captura de las presas, también en el resto de la capa de pelaje existen órganos táctiles semejantes.

ÓRGANOS DE LOS SENTIDOS

El ojo 

El ojo del gato no se diferencia sustancialmente de los ojos de los demás mamíferos, que funcionan según el principio de la cámara fotográfica. Sin embargo el color del iris es variado y la forma de sus pupilas pueden ir desde alargadas, almendradas o ligeramente redondeadas, la cual y junto con una estructura interna ubicada en la retina llamada tapetum, les permite tener una mayor agudeza visual en la oscuridad. Sin embargo los gatos no ven tan bien de cerca como el hombre y su capacidad de percepción de los colores también es menos aguda.

Los ojos de los gatos varían en sus formas desde los intensos y redondos de los Persas, a la alargada forma oriental de los Siameses. Los Persas tienen ojos grandes, redondos e intensos, que suelen ser generalmente de color cobrizo oscuro y otros de tono azul; el Birmano de pelo semilargo tiene los ojos grandes pero menos redondeados y convexos que los del persa; el Burmilla tiene los ojos en disposición ligeramente oriental, ni almendrados ni redondeados; el Siamés tiene los ojos de color zafiro intenso con forma oriental y en ocasiones con algo de estrabismo.

El oído 

Las orejas de los gatos pueden ser de diferentes formas y tamaños, desde pequeñas y pulcras a grandes y empenachadas. El Persa tiene orejas pequeñas y pulcras, bien recubiertas y bastante distanciadas; el Bosque de Noruega las tiene distanciadas y altas con un penacho de tipo lince; el Burmés de mediano tamaño, bastante separadas y puntiagudas y distanciadas en su base.

Los gatos blancos de ojos zarcos (azul claro), son en su mayoría sordos debido a un defecto genético de nacimiento.

Es frecuente que la audición de los gatos vaya disminuyendo con la edad, llegando muchas veces a producirse sordera. Su extraordinario sentido del tacto les permite compensar algo esta frecuente deficiencia auditiva.

El oído de los gatos además de cumplir una importante función auditiva, también ayuda al importante y muy desarrollado sistema del equilibrio en los felinos.

La nariz

Es el órgano del olfato. Su parte externa conocida como trufa, puede variar en sus coloraciones y la nariz como tal en su largo, de acuerdo a las distintas razas, desde colores claros (rosados), cafés y negro; o narices achatadas como las de los Persas, medianas como las del British o largas como las del Siamés.

Genitales externos

Los del macho se conforman por dos testículos y el pene, el cual tiene en su extremo una serie de protuberancias espinosas encargadas de estimular la vagina de la hembra durante el apareamiento, estimulando la ovulación. Si la fecundación es efectiva la gestación puede durar entre 58 y 63 días.

APARATO DIGESTIVO EXTERNO

Comienza a través de la boca, donde encontramos: 

Lengua

Órgano principal del sentido del gusto, es totalmente musculosa y en su superficie se aprecian diminutas prominencias en forma de espículas (papilas gustativas), las cuales sirven para el reconocimiento de los sabores, pero también son útiles para la aprehensión de los alimentos y para el acicalado de su pelaje.

Dientes 

La dentadura del gato adulto tiene 30 piezas, mientras los cachorros tan solo tiene 26. Después del tercer mes de edad empiezan el cambio de dientes deciduos por los permanentes; la dentadura de los felinos está especialmente adaptada para rasgar y cortar los alimentos en pequeños trozos, pero no mastican del todo antes de tragar, ya que ellos son animales de por sí carnívoros.

Es muy importante que los propietarios tengan unos buenos hábitos de higiene oral con sus mascotas, ya que con el tiempo tienden a presentar enfermedad periodontal especialmente en las últimas piezas dentales (molares), para lo cual es bueno asesorarse de un verdadero médico veterinario odontólogo, para que les indique la mejor manera de prevenir, cuidar y tratar cualquier afección de la cavidad oral.

APARATO LOCOMOTOR

Está formado por los huesos, ligamentos, articulaciones, músculos y tendones. El esqueleto del gato consta de 244 huesos, 40 más que el esqueleto humano; la mayor parte de esta diferencia radica en la cola. No obstante, ambos esqueletos coinciden entre sí mayormente. Corresponde al cinturón escapular del gato una gran movilidad en comparación con la del hombre, por estar la clavícula muy involucionada. Por ello, la caja torácica de los gatos es más estrecha, lo que permite a estos animales balancearse sobre vigas delgadas con más facilidad.

En sus extremidades, al finalizar los huesos de los dedos se encuentran las uñas, las cuales son retráctiles y muy afiladas y le sirven para escalar, rasgar y defenderse de sus contendientes.

Hemos descrito, así, las principales partes del cuerpo de los gatos. Si los propietarios de las mascotas aprenden a conocer las características externas de sus animales, es más fácil distinguir cualquier irregularidad que se pueda presentar y poder describir más fácilmente dichas anormalidades al médico veterinario.

Texto: Dr. Óscar Alexander Roa Acosta (Veterinario).

¡Comparte en tus redes sociales!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *