La leche no siempre es buena para ellos

La poca cantidad de enzimas denominadas lactasas, encargadas de transformar la lactosa en glucosa para su correcta absorción, provoca que muchos gatos no toleren la leche y que les produzca problemas intestinales.

Una dieta equilibrada es fundamental para asegurarnos de que nuestras mascotas se desarrollan correctamente y mantienen una salud de hierro. Las necesidades alimenticias varían a lo largo de la vida del animal y lo que era fundamental en el cachorro ya no lo es tanto en el adulto. En el caso de los gatos, una correcta alimentación pasa por un buen aporte de proteínas (entre el 30 y el 45 por 100 en los adultos y entre el 35 y el 50 por 100 en los cachorros) que obtienen en mayor medida de la carne, pues los felinos son animales eminentemente carnívoros. En cuanto a las grasas, los mininos necesitan principalmente las de origen animal o saturadas pues, además de aportarles energía tal y como lo hacen las de origen vegetal, son fundamentales para una serie de procesos químicos de su organismo. Asimismo, las grasas hacen que casi no necesiten hidratos de carbono. Las vitaminas y minerales –en sus dosis correctas- completarán la dieta de un gato sano. El primer y único alimento que recibe el cachorro es la leche materna y, hasta las cuatro semanas, no empezará a ingerir alimentos sólidos. Si tenemos que hacernos cargo de un gato huérfano debemos asegurarnos de proporcionarle la nutrición adecuada. Lógicamente, y en ausencia de la madre, tendremos que buscar un sustitutivo que se aproxime lo máximo posible a la composición de la leche materna. Seguramente, podremos encontrar infinidad de fórmulas domésticas pero, afortunadamente, hoy en día el mercado nos ofrece numerosos productos que imitan la leche natural de la gata y nos aseguran que reciben los nutrientes que necesita, pues se han elaborado precisamente para criar gatos recién nacidos. La leche de vaca no es una buena opción para los cachorros pues no es lo suficientemente completa como para que el cachorro crezca con normalidad y, al ser muy diferente de la de una gata, podría producirle problemas estomacales.

Gatos adultos

A los gatos adultos, por su parte, puede apasionarles la leche de vaca que, por un lado, contiene albúminas, minerales y proteínas de alto valor pero, por otro, es rica en lactosa. Para poder digerir esta última, son necesarias unas enzimas llamadas lactasas que se encuentran en el intestino y que son las responsables de convertir la lactosa en glucosa para que pueda ser absorbida por el tracto intestinal. Los gatos adultos poseen muy poca cantidad de estas enzimas por lo que les es difícil digerir la leche que puede llegar a provocarles diarreas. La leche no es esencial para su dieta pues los nutrientes que les puede proporcionar los obtienen de otros alimentos. Es cierto que muchos mininos parecen tolerarla bien y les encanta pero lo más adecuado sería ofrecérsela como una golosina en ocasiones especiales. Otra opción, para no correr riesgos, es ofrecerles leches sin lactosa o especialmente formuladas para gatitos. Eso sí, la leche nunca debe ser sustituto del agua que siempre debe estar a disposición del gato.

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