El signo más constante en todos los casos es el picor, afectando profundamente o no a la piel. Podemos observar el lamido excesivo y el rascamiento como consecuencia del prurito. En otros casos observamos la caída excesiva del pelo del gato que afecta con más frecuencia en el cuello y cabeza. En los felinos, las pruebas intradérmicas con alergenos procedentes de alimentos no se realizan por su poca fiabilidad.
El único tratamiento eficaz es eliminar de la dieta aquello que provoca la alergia. Para ello, lo primero que debemos hacer es identificar que tipo de alimento es el causante de esta alergia. Trataremos durante dos o tres semanas de cambiarle la dieta; si el prurito cesa, la única manera de confirmar que se trataba de una hipersensibilidad es volver a administrar la comida que le ocasionaba el picor. Si después de una semana empieza con picores, el diagnóstico podemos hacerlo muy aproximado.