Aunque su estructura ósea es más fina y pequeña que la del resto de los Persas, sus grandes ojos verdes con una orla negra en el borde de los párpados son el gran atractivo de estos maravillosos gatos. Esta característica del color contribuye a acentuar la dulce y bella expresión propia del chinchilla. El carácter del Persa chinchilla es muy diferente al del resto de los Persas, es mucho más inquieto y juguetón y también bastante más cazador. Como animal de compañía este tipo de gato es increíble, el chinchilla elige a su dueño y lo dota de un gran amor. Es muy afectivo.
Aunque la raza Persa sólo tiene cien años, sus orígenes son muy lejanos, de hecho las primeras noticias que poseemos se remontan al siglo XVI, aquí sabemos que existían ya los gatos de pelo largo porque aparecen retratados en diferentes cuadros del Renacimiento. También a mediados de este siglo las crónicas de viaje de un explorador italiano llamado Pietro della Valle contaban cómo vio en Khorasán, provincia de Irán, unos gatos con un amplio manto largo.
Recientes estudios sobre la fauna de aquellas zonas se han centrado en la atención de un gato salvaje llamado Manul.
Según los expertos, este gato es un pequeño felino que vive en las estepas y las regiones montañosas de Asia Central hasta el Tíbet y Mongolia, pesa entre tres y cinco kilos, tiene las orejas bajas y anchas y un manto sedoso, con largos pelos en la zona de la garganta.
Hay que destacar que los gatos de pelo largo aparecieron de modo totalmente natural en todos los países limítrofes con las zonas donde vivía el gato Manul, es decir, China, Rusia, Irán, Afganistán y Turquía.
Pietro della Valle también mencionó en sus crónicas cómo estos gatos gustaron tanto a los extranjeros y cómo los portugueses los transportaron a las Indias, en aquel tiempo colonias inglesas. De hecho, se cree que este fenómeno podría haber sido el camino por el cual estos gatos de pelo largo llegaron a Inglaterra. Siguiendo en este mismo siglo, hay que destacar que el gran empuje que hace que surja la gran pasión hacia los gatos se produce en este país en las muestras, donde era costumbre organizar pequeñas exposiciones de gatos para enriquecer los programas de las ferias locales. Aquí los más prestigiosos jurados elegían además el gato más grande, hermoso y mejor cazador de ratones. Posteriormente, la gatofilia oficial tiene su inicio en 1871, con la gran exposición organizada en el Crystal Palace de Londres por el poeta, escritor y gatófilo Harrison Weir. En ella fueron expuestos 170 ejemplares de diferentes razas. Muchos de ellos son ejemplares de pelo largo y aparecen bajo la denominación tanto de Angora como de Persas. Si bien en un principio la intención del poeta era despertar el interés por los gatos en general, lo que consiguió fue suscitar el inesperado interés por los sofisticados gatos de pelo largo, poniendo este gato de moda. El príncipe de Gales, que firma un autógrafo en la foto del Persa encedor, y la reina Victoria, que visita la exposición y compra dos gatos de largo manto azul, ponen el sello de mundanalidad al gato Persa. A partir de aquí este felino se convirtió en un símbolo de posición social y en un sinónimo de belleza y bienestar, siendo además fotografiado entre los brazos de personajes de la alta sociedad.
Ante este fenómeno no es de extrañar que la atención de los criadores ingleses se centrara rápidamente en los gatos de pelo largo, comenzando a criar ejemplares blancos, negros y rojos, así como atigrados con matices de color plateado, marrón y gris.

Orígenes
Atendiendo a lo anterior, el Persa chinchilla como color existe desde hace más de un siglo. Los acoplamientos entre tabbies plateados y los que recibían el nombre de cibelinos habían originado gatos de manto sombreado con las puntas de los pelos punteadas (smoke). El primer gato de este color que participó en una exposición lo hizo en 1888; cuya madre era humo.
Hacia 1890, en Inglaterra, en el criadero de la señora Vallence llamado Beauty of Bridgegate, una hembra smoke generó un cachorro que hizo historia en la gatofilia española. Su manto era tan peculiar que fue bautizado con el nombre de «Silver Lambking» (corderito de plata); este gato vivió diecisiete años y se convirtió en un mito del Crystal Palace de Londres, por su importancia en la evolución genética de la variedad. A su muerte, fue embalsamado y hoy día está expuesto en el Museo de Historia Natural de South Kensington, en Londres. Gracias a las crónicas de la época también sabemos que la hija pequeña de la reina Victoria fue una de las criadoras más importantes en esta época, una gran personalidad dentro de las exposiciones. Esta princesita poseía varios chinchillas, de hecho, un cachorro suyo, «Puk III», fue vendido al precio de una guinea.
En resumen se puede decir que de estos gatos provienen los chinchillas actuales. Además, el daguerrotipo de estos felinos nos da la justa medida del largo camino que han recorrido los criadores para llevar al Persa chinchilla a los estándares actuales.
Los criadores ingleses y posteriormente los americanos han trabajado sin tregua en esta variedad de gato Persa. Grace Over en los comienzos y criaderos como Kitza, Claremont, Silverlace, Hillisbury, Pahalewi y otros han conseguido dar al chinchilla la belleza y elegancia que podemos admirar en los grandes campeones de nuestros días.
Carácter
El carácter del Persa chinchilla es muy diferente al del resto de los Persas, es mucho más inquieto y juguetón y también bastante más cazador. Son muy cariñosos, mimosos y tiernos, pero sólo cuando ellos quieren. De hecho, este tipo de gatos no tolera que se le coja mucho en brazos, por lo que es importante ya desde cachorro acostumbrarles a cogerlos. El chinchilla también es muy extravertido, le encanta irse rozando por todos los lugares que pueda, entre tus piernas, entre los sofás, camas, mesas, etc. Como animal de compañía este tipo de gato es increíble, el chinchilla elige a su dueño y lo dota de amor; es capaz de hacer mimos, besar, acariciar, hasta de dar pequeños mordisquitos. Es muy afectivo. Les encanta el aire libre ya que son gatos que les gusta el frío, por lo que en invierno piden salir a la calle.
Morfología
La palabra inglesa que define el cuerpo de un gato Persa es cobby, que sugiere una forma recogida, compacta y maciza, con patas cortas y robustas.
La cabeza, grande y redonda, tiene que inscribirse en un cuadrado; las orejas son pequeñas y están tan separadas que sus caras internas están alineadas con los ángulos externos de los ojos.
En un dibujo ideal, la parte superior de la cabeza y el vértice redondeado de las orejas se encuentran en una misma línea horizontal.
La frente debe de ser alta y abombada y la línea superior de la nariz, que es minúscula y muy chata, debería alinearse con la inferior de los ojos.
Los ojos, bien separados entre sí, son grandes y redondos y deben tener una mirada dulce y expresiva. El color naranja, azul o verde, tiene que se limpio, brillante y lo más intenso posible.
Las mejillas, sostenidas por fuertes maxilares, son redondas y sin ningún tipo de hundimiento.
El mentón marcado destaca el perfecto encaje de los dientes. El hecho de extremar el tipo conlleva una tendencia al prognatismo, a pesar de que el estándar FIFe sólo tolera un máximo de dos milímetros de prominencia de maxilar inferior.
El Persa ideal presenta un determinado equilibrio en las proporciones: la distancia entre la parte superior de la cabeza y el stop debe ser igual a la que hay entre el stop y la parte inferior del mentón, y todo el cuerpo, a excepción de la cola, debe poder ser inscrito en un cuadrado.

El baño
Es muy importante habituar a un gato Persa a bañarse con frecuencia, por lo que se debe ya bañarlos desde los dos meses y según su calendario de vacunaciones, de este modo se acostumbrarán a ser manejados y no tendrán ningún miedo. Además, si bañamos a nuestro gato con esta frecuencia evitaremos que se acumule grasa en el manto y se facilitará la eliminación del pelo muerto y el nacimiento del nuevo.
Antes del baño es aconsejable peinarlo. Utilizaremos un producto desenredante antes de mojarlo si tiene el pelo muy anudado.
Después, darle dos aplicaciones de un champú neutro es fundamental para obtener mejores resultados. Es importante evitar el contacto con los ojos y mucosas en general. No hay que pasar nunca el champú por el hocico y es conveniente tapar las orejas. No debemos descuidar la cola y nos encargaremos de vaciar las glándulas anales. Después de cada aplicación de champú debemos aclarar perfectamente. Una vez aclarado, se envuelve al gato en una toalla. Con un paño fino debemos limpiar bien el interior de las orejas. En este momento también podemos pasar una cuchilla que no sea nueva y de una sola hoja, evitando así cortes, para afeitar el pelo de los bordes de la nariz.
Rápidamente secaremos a nuestro gato con un secador eléctrico. Siempre debemos secar a nuestro animal completamente y nunca es aconsejable secarlo al sol.
El stripping
En el gato chinchilla y en general en los gatos Persas aparecen tres tipos de pelos. Los pelos dominantes, el pelaje interno o pelusa y las cerdas. Los pelos dominantes y cerdas son duros y gruesos y crecen cada uno en un folículo. El pelaje interno, sin embargo,
despunta en grupos, en simples aberturas foliculares. En los mantos claros como el del Persa chinchilla es importante utilizar, por tanto, una técnica llamada stripping, con ella conseguimos un manto uniforme ya que eliminamos esos pelos oscuros dominantes.
Esta técnica requiere una cierta práctica. Se sujeta la punta de un mechón de pelo dorsal entre dos dedos de la mano derecha, y con los dedos de la izquierda se separa el pelo hacia la piel. Entre los dedos de la mano derecha quedarán así los pelos largos y oscuros
que se eliminarán con un ligero tirón. Es un trabajo largo que requiere paciencia pero que tiene un resultado excepcional. El manto quedará así más claro y vaporoso.
En los gatos chinchillas el color está en su máximo esplendor en invierno y comienzos de primavera, debido a que el subpelo está en todo su apogeo.
Ojos y orejas
En los ojos hay que eliminar las pestañas para mejorar la expresión al proporcionar una mirada más abierta y hacer que el ojo parezca más grande. Para esta operación debemos utilizar unas tijeras de punta redonda y ligeramente curvadas, se hace de afuera hacia dentro del ojo. En los Persas los canales lagrimales son cortos, por lo que los ojos se tienen que limpiar con delicadeza cada día usando agua bórica para evitar que se formen unas antiestéticas manchas amarillentas en la zona inferior.
Relativo a las orejas, en el extremo crecen unos mechones en forma puntiaguda que afean muchísimo. Con las tijeras que hemos usado para cortar las pestañas podemos recortar esos pelos hasta darles la redondez deseada. No es nada complicado porque en esa parte el pelo, aunque espeso, es más corto.
Cabeza y cola
La cabeza es una de las partes más importantes que debe ser resaltada, además, en varios puntos sin exagerar. Para dar un acabado perfecto a la cabeza hay que eliminar todos los pelos que sobresalen de la parte del cráneo llamada la sobrecabeza. En esta parte se trabaja con unas tijeras de esculpir, armonizándola con la cabeza y el collarín.
El mismo método utilizamos en los mofletes; hay que redondearlos suavemente hasta conseguir una línea bonita, como si estuviera sonriendo constantemente. Igual que en el cráneo, la unión con el collarín debe ser sin escalones bruscos.
La cola no tiene mayor problema. La punta debe ser redondeada, igual, con las mismas tijeras de esculpir, agrupando con la mano la punta y recortando con cuidado porque el pelo es más largo. Se trata de conseguir una cola con un aspecto homogéneo.
Texto: Lidia García.