Tener un gato con nosotros de por sí ya es motivo de un gran alegría, y bueno de uno que otro dolorcito de cabeza de vez en cuando, pero no podemos negar que al final del día sus hermosos cuerpos peludos ocupando algún espacio de la casa nos hacen sentir que estamos completos.
Pero la alegría de tener un gato según algunos estudios va más allá de una idea para los que gustan de la compañía de los felinos y es que el acariciar a los gatos apacigua considerablemente el estrés, probablemente por la sensación de tersa suavidad que su pelaje provee; se sabe también que su compañía mejora el estado de ánimo y sirve como distracción positiva para los que luchan contra los trastornos de la depresión.

Como mencionamos en una nota anterior el ronroneo del felino tiene propiedades curativas que incluso pueden acelerar los procesos de sanación físicamente, pero lo más importante relaja y ayuda por ejemplo para combatir trastornos del sueño pues la frecuencia que emiten ayuda a calmarnos con lo que conciliar el sueño se vuelve mucho más fácil, ya que su ronroneo provee un ritmo suave y continuo, que crea un efecto parecido al de escuchar música de la naturaleza como las ondas del mar etc.
Tener un gato le da a sus dueños un sentido de responsabilidad y facilita en los niños a entender desde temprana edad la importancia y responsabilidad para con otros seres vivos, pero a diferencia de los perros los gatos resultan ser mucho más serenos y calmados
Así que la próxima vez que necesites calmarte acude a tu gato ellos siempre resultan ser uno de los mejores terapeutas naturales en nuestra vida, pues aunque no lo digan siempre están dispuestos a escucharnos y darnos su compañía y cariño incondicionalmente.
Texto: Alejandra Barrera Aguilar.